La muerte de una misteriosa joven en una tranquila villa orensana, arrastrará a un joven investigador a través de un oscuro mundo de corrupción e intrigas. Esta no es solo la historia de un crimen, también es la de dos amigas que han escogido diferentes caminos. Una el del bien: el periodismo y la escritura, la otra el del mal: el narcotráfico y el crimen organizado. Condenada a ocho años de prisión, Lucía decide ocultarse bajo una identidad falsa en la sierra, lejos de la ciudad, donde sería fácilmente reconocida. Allí se reencuentra con su vieja amiga de la infancia Mireia, atrás quedaban los tiempos en que Lucia y su banda controlaban las calles: las aceras temblaban a su paso y los políticos de turno comían de su mano.
La novela es un homenaje al cine negro americano, a los lujosos tugurios que esconden un místico trasfondo de corrupción y engaño. La intriga criminal se enreda siguiendo un ritmo meticuloso e infalible. Lucia se encontraba atrapada en el sistema, ella sabía por experiencia, que una vez dentro era imposible salir, las familias jamás le permitirían abandonar el mundo de los narcóticos. Nadie importante escaparía nunca vivo del círculo. Así había sido siempre y seguiría siendo hasta la muerte, «una vez dentro es imposible salir», le había advertido al principio su padre. Pero ella nunca quiso escuchar aquella advertencia.